Diana Athill afirma que la vida, al igual que el arte, es cuestión de práctica. Con noventa años cumplidos, esta gran dama de la edición británica ofrece en sus memorias sus reflexiones en torno a envejecer.
Reflexiones sobre sus experiencias en la vejez, sus aventuras sexuales ?vivió en un ménage a trois-, sobre el desvanecimiento del deseo sexual, su cada vez más acentuado ateísmo o sobre sus placeres más ocultos.
La tercera edad no tiene porque ser sinónimo de artritis, arrugas y torpeza.