El más grande humorista canadiense de todos los tiempos husmea en la vida de los ricachones.
El relato del día a día en la zona residencial de una ciudad de segunda de Estados Unidos, a principios del siglo XX: un remanso de paz, aislado de la vulgaridad de los barrios bajos, en el que todos los lobos pasean vulgares y altivos, vulnerables y temibles bajo sus mejores pieles de cordero.
Una visión que airea las vergüenzas de los que se apoltronan en lo alto del escalafón social