Toda literatura auténtica enseña algo a alguien. Enseña y deleita a la vez; el mayor mérito, para quien consigue "deleitar aprovechando", como decía Tirso de Molina. No hay ningún texto literario aséptico, neutro, que no muestre, que no oriente de algún modo nuestros juicios y nuestras actitudes. Don juan Manuel nos ha legado un corpus de texto que tienen una finalidad primordialmente didáctica. Todos los aspectos del texto están subordinados a la transmisión de unas enseñanzas.