Quizá los olores evoquen el privilegio de la invisibilidad. Antes del tacto, sucede el olor, como mensajero deuna esencia que sabe desaparecer en el aire y ser agentede un gran poder. La seducción que despliega el olor esimplacable: se instala en nosotros y sella su poderío enlos tejidos de la memoria. Jean-Baptiste Grenouille tiene su marca de nacimiento: no despide ningún olor y por ello hace temer lapresencia de algún demonio. Al mismo tiempo posee undon excepcional: un olfato prodigioso que le permite percibir todos los olores del mundo. Desde la miseria en que nace, abandonado al cuidado de unos monjes, Jean-Baptiste Grenouille lucha contra su condicióny escala posiciones sociales convirtiéndose en un afamado perfumista. Crea perfumes capaces de hacerlepasar inadvertido o inspirar simpatía, amor, compasión... Para obtener estas fórmulas magistrales debeasesinar a jóvenes muchachas vírgenes, obtener susfluidos corporales y licuar sus olores íntimos. Su arte seconvierte en una suprema e inquietante prestidigitacion. Patrick Süskind, convertido en maestro del naturalismo irónico, nos transmite una visión ácida y desengañada del hombre en un libro repleto de sabiduría olfativa,imaginación y enorme amenidad. Su persuasión iguala lade su personaje y nos propone una inmersión literaria enel arco iris natural de los olores y en los turbadores abismos del espíritu humano