Los ojos saltaban de línea en línea, pero el cerebro iba a lo suyo: dentro de un momento iba a venir su amor. Lo demás podía esperar.
Todo estaba ordenado. Cada cojín, en su rincón. El disco aguardaba la orden del mando a distancia
Dejó el índice como señal y cerró el libro
Se oyó un ruido en la puerta del piso:
-Este sí que va a ser el polvo del siglo -se dijo mientras el sicópata del Tercero C avanzaba por el pasillo con un puñal en la mano.