Braudel reflexiona sobre la naturaleza de la historia y su relación con las demás disciplinas humanísticas. En su discurso, ninguna otra ciencia del hombre está obligada, como la historia, a mantener un diálogo múltiple, interdisciplinario, con la sociología, la filosofía, la economía e incluso la informática; no sólo para afirmar sus límites sino para construir un lenguaje capaz de explicar el curso de la vida del hombre.