La conclusión de este Informe es controvertida. Los habitantes de barrios pobres suman ahora mil millones pero el éxodo hacia las ciudades continúa. Mil millones de personas viven en áreas atrasadas de los países en desarrollo, lejos de los múltiples beneficios de la globalización. Y la pobreza y alta mortalidad persisten en las mil millones de personas que están en el nivel más bajo de la población mundial, atrapadas, sin acceso a los mercados globales. La preocupación por estos tres mil millones de personas en intersección a menudo viene junto con la recomendación de que el crecimiento debe ser balanceado espacialmente. Este Informe tiene un mensaje diferente: el crecimiento económico será desequilibrado. Intentar extenderlo es ponerle freno -luchar contra la prosperidad, no contra la pobreza-. Pero el desarrollo aún puede ser incluyente para las personas que comienzan sus vidas lejos de la actividad económica más densa. Para que el crecimiento sea rápido y compartido, los gobiernos deben promover la integración económica, que es el concepto central, según este Informe, en los debates sobre políticas de urbanización, desarrollo territorial e integración regional.
