Colibrí comprendió que no podía demorarse más, que debía regresar a la aldea antes de que cayera la noche. Las oscuras criaturas del mundo de abajo, al amparo de la oscuridad, se volvían más crueles y desalmadas. Si les encontraban lejos del poblado, no dudarían en descargar su ira contra ellos. El toque especial de esta novela lo dan las maravillosas páginas ilustradas que acompañan el texto.