Afirma el escritor Arturo González Aizpiri: "Los versos de este libro, escrito por Alejandre en Japón, consiguen conmover al lector porque la singular alternancia de sus poemas refleja una imagen más cómoda del mundo, de su mundo". Abundando en ello, el historiador Tajutaro Gikai opina: "En estos versos prevalece el deseo de imposible sincretismo entre el espíritu del País del Sol Naciente y el de eso que los japoneses dimos en llamar ."