Hay, sin duda, una memoria sentimental que marca nuestra identidad sin remedio. Juan Aparicio Belmonte, en un texto que transita con naturalidad entre la autoficción y lo autobiográfico, entre la aventura y la evocación, seduce por su extraordinaria capacidad para abordar con una particular sensibilidad -a ratos cómica, a ratos conmovedora- nuestros grandes conflictos vitales.