Cuatro senderos alrededor del sol nos invita a recorrer un camino desigual y pedregoso en el que encontramos diferentes etapas, vivencias y sentimientos. Observamos un introspectivo y arduo invierno, un acogedor despertar en primavera, los destellos llenos de valentía en verano y la reflexión del otoño.
A lo largo de la obra podemos apreciar cómo los hilos de voz se convierten en gritos, de los que acaba quedando un eco: la gran moraleja de que siempre hay otros senderos en los que adentrarse; si uno quiere, despojándose de todo, al amparo del sol y con esperanza, por muy tenue que esta sea.
Marc Miranda