MARÍA ELENA LARRAYOZ ARISTEGUIETA
Si uno pudiera convertirse en gorrión y volar por el cielo de Buenos Aires, no dejaría de mirar una y otra vez las cúpulas que se levantan en el centro de la ciudad, testimonios de los años de riqueza económica de Argentina de fines del siglo XIX y XX, obras maestras de la arquitectura que permanecen como joyas urbanas.Buenos Aires es ciudad de cúpulas. Basta con hacer un alto y alzar un poco la vista para descubrir un cielo salpicado de cúpulas de diversos tamaños y formas que coronan históricos y centenarios edificios.Quienes las descubren, quedan impactados. Distintos estilos se mezclaron con el art nouveau, que estaba de moda en Europa y empezaba a llegara Buenos Aires. En su mayoría están ubicadasen el centro porteño, pero cualquier barrio de la ciudad ofrece, de tanto en tanto, una maravillosa cúpula para el sosiego visual del caminante desprevenido.Entre ellas, encontrarás cuentos y con ellos te acercarás a las cúpulas.