A Emilio, la cebra-chico, le suena la tripa de hambre. Lilú, el pingüino-chica, le ofrece unos plátanos, tortitas, una tarta... pero Emilio sigue teniendo hambre. Al final, ha comido tanto que le duele la tripa y a quien le entra hambre es a Lilú.
Artículos relacionados
Otros libros del autor
Vista previa: EMILIO TIENE HAMBRE
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Puede obtener más información aquí o cambiar la configuración.