El incremento del envejecimiento poblacional y con él, el aumento de la esperanza de vida muy relacionado con la aparición de enfermedades crónicas; dichas enfermedades y la mayor edad son algunos de los factores que condicionan una mayor predisposición a sufrir fractura de cadera por el mayor riesgo de caídas y osteoporosis a las que la persona mayor está expuesta. El éxito de su tratamiento reside, fundamentalmente, en su prevención primaria pero también en la reducción de complicaciones una vez aparecida dicha entidad.