La Conferencia de Berlín (1884-1885) fue uno de los grandes acontecimientos de la historia contemporánea, marcando la división del globo en esferas de influencia y el reparto del continente africano. Sus días coincidieron con el auge de la industrialización y el deseo de progreso que las metrópolis europeas manifestaron arrogadas en el darwinismo social y en el paternalismo indiscutible, conformando un marco de conquista y dando lugar al último proceso de colonización.
Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Portugal, España y el rey belga Leopoldo II obtuvieron territorios en África, pero las representaciones de Estados Unidos, el Imperio ruso, el Imperio austrohúngaro, Suecia-Noruega, Dinamarca y Países Bajos, presentes en la conferencia, no ocuparon espacios físicos. ¿Qué ocurrió con las naciones que ocuparon un escaño en la reunión de Berlín y no tuvieron presencia en África? ¿Cómo puede entenderse que países como Estados Unidos o imperios como el ruso, ya por entonces boyantes actores internacionales, no tuvieran relevancia en el contexto africano?
A partir de un detallado análisis de