Una gran parte de la producción literaria y ensayística que ha surgido en España en los últimos años, ha estado fuertemente marcada por la necesaria, y postergada, reflexión sobre la memoria histórica del s. XX español, en especial de la Guerra Civil Española. La mayoría investiga cómo la condena al olvido histórico que supuso la Transición favoreció el surgimiento de la monstruosidad que representa lo fantasmagórico. Es decir, cómo cuando la memoria es reprimida (a través del silencio o del olvido), es inevitable que resurja bajo la forma del espectro. Pero hay otro monstruo. Homero le guardaba un espacio honorable al olvido y Cicerón nos dio cuenta de las hazañas de Themistocles y su falta de interés en el arte de la memoria por una búsqueda del olvido. Autores más cercanos a nosotros cronológicamente como Nietzsche, Borges, Valéry, Mallarmé o Moreno también han reivindicado la necesidad de olvidar y nos han prevenido sobre el peligro al que nos puede conducir una memoria excesiva. Este libro intenta examinar la desviación monstruosa que representa una memoria excesiva y su canalización a través del arte, en específico de la literatura. En lugar de analizar los monstruos creados por el exceso de olvido, explora cómo la memoria, cuando llevada al exceso, produce no solamente una dolorosa reacción intelectual, sino también un desajuste afectivo ligado al miedo. Es decir, mientras que hay imágenes generadoras de un espacio de reconciliación, paz y sosiego, hay otras imágenes que llevan a un espacio de inquietud, desasosiego y de horror.
