«Imaginad, queridos lectores y lectoras,
a una joven princesa
que no sabe jugar.
No tiene un solo amigo,
y se pasa las horas
peinando su ondulado cabello como el mar.
El mar que nunca ha visto, pues no sale de casa,
y aunque su casa es grande, muy grande,
es un palacio,
la princesa está presa.
Y el tiempo pasa y pasa,
pero no pasa nada.
Y pasa tan despacio...».