Las manos de Julia es una historia de memoria, de dignidad y del futuro que se conquista paso a paso, cada día, con cada pequeño gesto. Sin renunciar al pasado, los protagonistas de Las manos de Julia apuestan por mañana, un tiempo preñado de esperanza en el que todo es posible.
«Los atardeceres seguían siendo hermosos. Brillaban en las noches serenas las estrellas y agradecían el canto de la cigarra o que los grillos cantaran. La lluvia limpiaba el aire. En invierno nevaba y en primavera reventaba la vida en las trincheras, en los hospitales, en los cementerios, en las eras abandonadas, en los bordes de las carreteras, en los patios de los cuarteles... El mar, ajeno a todo, mantenía su diálogo permanente con el cielo, aunque en sus entrañas durmieran para siempre los muertos o aunque lloraran en las playas las viudas, los huérfanos, los abandonados y los olvidados».