La Nieve del Almirante Ilona llega con la lluvia Un bel morir La última escala de Tramp Steamer Maqroll el Gaviero emprende en La Nieve del Almirante (1986) un desesperado viaje corriente arriba por las aguas del río Xurandó, en el que, bajo un sol inclemente y a merced de la enfermedad, recorrerá, náufrago, el camino hacia el verdadero sentido de una existencia que no es sino para el riesgo. Le encontramos de nuevo en Ilona llega con la lluvia (1988), a bordo del Hansa Stens con rumbo a Panamá, donde se convertirá en un marinero en tierra obligado por los brazos de Ilona hasta que otra mujer, Larissa, le señale nuevos viajes. ½La muerte transforma la vida en destino+, que decía Malraux, parece ser la máxima que rige las andanzas del Gaviero en Un bel morir (1989), pero, a pesar de verse involucrado en una historia de contrabando y tragedia, sobrevivirá para embarcarse en La última escala del Tramp Steamer (1988), en un viejo y destartalado carguero que recoge cualquier mercancía en cualquier puerto con tal de continuar viaje, una hermosa metáfora sobre los amores transitorios e imposibles que terminará, como no podía ser de otro modo, en naufragio. Amirbar Abdul Bashur, soñador de navíos Tríptico de mar y tierra Amirbar (1990) recibe su título de una mina situada en un lugar recóndito de la cordillera colombiana, llamada así por el quejido que el aire produce al entrar en sus grutas. Maqroll ha abandonado los mares para buscar allí su fortuna, pero no encuentra nada más que la soledad, la ansiedad y el delirio. El silbido del viento le trae la llamada del mar, que le reclama como una más de sus criaturas. En Abdul Bashur, soñador de navíos (1990) abandonamos por un momento a Maqroll para conocer al amigo fiel con el que comparte, del Caribe al Mediterráneo, sus empresas y viajes. El marino libanés tiene un anhelo: encontrar el barco ideal, y en esta búsqueda imposible llegará al cumplimiento de su fatal destino. Tríptico de mar y tierra (1993) es el broche con el que Mutis cierra el ciclo dedicado a las andanzas de Maqroll. En él se concentran tres narraciones breves, sendas experiencias en la vida del Gaviero que le revelaron regiones del alma hasta entonces para él desconocidas y en las que, muy a su pesar, o a pesar de sí mismo, había estado
Michel Témoin, un ingeniero de la Agencia Espacial Europea, captura imágenes por satélite de algunas regiones de Francia. Una tarea rutinaria, hasta que descubre en las fotografías varios elementos enigmáticos. Casi sin esperarlo, pierde el puesto de trabajo, recibe amenazas y siente la angustia de estar perseguido. Pese a ello, Michel no deja de investigar las causas del misterioso fenónemo que parece haber destapado... una verdad que se remonta nueve siglos atrás: el mayor secreto de los Templarios. En esta novela, la mano audaz de Javier Sierra combina thriller con intriga histórica, la tecnología aeroespacial con los avatares del Arca de la Alianza, la construcción de las catedrales góticas con las de las pirámides. Documentada con rigor y tensada con la precisión de las mejores tramas, Las puertas templarias es una carrera vertiginosa hacia la luz que arrojan los arcanos del pasado. Apasionante y recomendable obra. Año cero Con Las puertas templarias, Javier Sierra ha vuelto a demostrar que el ocultismo tiene un público cada día más amplio, pero al que hay que conquistar con inteligencia, humor y capacidad crítica. Generación XXI