La capital malagueña, en siglos anteriores, fue escenario de sucesos sobrenaturales que escapan a toda lógica, acontecimientos extraordinarios que quedaron marcados en las crónicas y en los viejos legajos de los más destacados historiadores del pasado. Descubrimientos arqueológicos que desafían a la ciencia, Cristos y Vírgenes que evitaron naufragios, niños que sobrevivieron de manera insólita a potentes incendios, tallas divinas que hicieron desaparecer epidemias, imágenes religiosas que se vengaron de sus agresores, lienzos que vaticinaron acontecimientos, cruces que se volvieron ascuas de fuego, ermitaños que poseían facultades extrasensoriales, misteriosos mendigos que dejaron regalos que obraban milagros, figuras que provocaban la invisibilidad o que poseían el don de la movilidad, decapitaciones en plena vía pública o personajes extraños que dieron nombre a una calle. ¿Sabías que en 1626 apareció un cráneo gigantesco durante unas obras de cimentación en el antiguo colegio de los jesuitas? ¿Sabías que en 1755 se dejó oír una potente voz, como procedente de un enorme megáfono, que asustó a la