La vida azarosa y la fecunda obra de Manuel Iradier aparecen ensambladas a una empresa a la que se dedicó apasionadamente: el recorrido y el estudio de buena parte de la actual Guinea Ecuatorial. Siempre a la búsqueda de lo desconocido, cuando le sorprendió la muerte a los cincuenta y siete años, se cerraba la última de las páginas del fascinante libro de aventuras y proyectos en que había convertido su pletórica existencia.
Con este riguroso y documentado estudio se pretende acercar al lector a uno de los viajeros españoles decimonónicos más relevantes. El autor ha procurado abordar no solo su faceta como explorador y africanista, sino también profundizar en otras actividades profesionales; aportando abundantes fuentes inéditas pero sin tratar de abrumar con farragoso cúmulo de noticias e informaciones que pudieran quebrar el hilo del relato y por ende la esperada amenidad de un texto de estas características.
Manuel Iradier es una extraordinaria mezcla de hombre inquieto, filántropo y viajero. Realizó dos considerables exploraciones a la región guineana del Muni y puede ser considerado uno de los africanistas ibéricos más interesantes de su tiempo. Su atractivo perfil, en el que se funde su acendrado amor a la ciencia con un absoluto desapego por la feria de las vanidades, resulta todavía hoy de un subyugante encanto. Este vasco universal era merecedor, sin duda, de una biografía definitiva.