La naturaleza está siempre presente en los escritos de Strindberg. A sus reflexiones se suma una fascinación por lo real, incluso en sus manifestaciones más prosaicas y cotidianas. La botánica, el canto del ruiseñor o una técnica de pesca son formas de abordar la trama del universo, la eternidad incognoscible o el propio yo. Sus estampas naturales revelan la mirada del iniciado y su sensibilidad artística.
