Estas páginas son una aproximación a los cuentos de un escritor hoy muy poco conocido, no sólo por el público sino también por la crítica especializada. Posiblemente, la causa sea que Vicente Soto tuvo que marcharse a Inglaterra y luego vivir en Londres más de la mitad de su vida. La capital británica, de hecho, ha sido el lugar de su dispatrio (en neologismo acuñado por el escritor italiano Luigi Meneghello, que apunta la condición del que se desplaza por voluntad propia y termina viviendo conflictivamente en un país diferente del suyo). Ojalá nuestro trabajo abra el camino para acercar una obra interesantísima e injustamente olvidada que, surgida del dolor y la compasión, enriquece con acentos originales la literatura de la memoria.