¡Ana Tarambana ha vuelto!
Alguien tenía que cuidar de nosotros cuando papá y mamá tuvieron que
salir por asuntos importantes. Yo propuse: ¿y si llamamos al tío Teo? Mamá se puso pálida, pero no tenía otra opción.
Luego se escapó el conejillo de indias, el abuelo desapareció, y después a Manu Chinche se le quedó la cabeza atrapada
en los barrotes de la verja. Parecía un tomate rojo gigante. Menos mal que el tío Teo estaba allí. Siempre listo para
el rescate... Mamá dice que esta casa parece una jaula de grillos.