En el pueblo de Charlton Wells, la señora Hovenden, una viuda empobrecida y endeudada, ofrece al honorable doctor Sandlilands, en compensación por tratarla gratuitamente unos dieciséis cuadros a los que nunca ha prestado mucha atención. Cuando entre estos se sospecha que podría haber algún Boticelli e incluso un Leonardo, el doctor consulta con el más prestigioso experto en maestros antiguos de Inglaterra.