El fenómeno de la robótica, de aparición reciente, ha recibido el nombre de Cuarta Revolución Industrial y concita el interés y la atención de juristas, economistas, filósofos, técnicos, políticos y otros especialistas en esta materia. Se trata de un fenómeno por demás complejo, que plantea problemas de gran calado en todos los campos de a ciencia y que reclama soluciones de general aceptación. Desde la dificultad de definirlo a la ausencia total de una normativa mínima que someta el fenómeno a una disciplina necesaria, todo son incógnitas. Han dado su opinión los humanistas para situar al hombre en el centro de la creación, es decir, la maquina debe estar al servicio del hombre, y no a la inversa. Esta es la doctrina de la Iglesia Católica y de muchos políticos que han planteado a las autoridades de la Unión Europea la necesidad de regular este fenómeno que sin duda será fuente de lesiones para las personas y daños para las cosas. También los Papas y la Iglesia Católica, así como los moralistas han mostrado su opinión sobre estos avances de la ciencia, particularmente en el campo de la medicina, llamando al diálogo y a evitar en cuanto sea posible enfrentamientos ideológicos.
El debate se ha centrado en varios aspectos puntuales que está suscitando el empleo de la robótica, como el dilema máquina y nivel de empleo, o ciencia y fe, pero de la contraposición de opiniones se han alcanzado ya algunas conclusiones: la ciencia debe estar al servicio de los hombres y el avance de las ciencias y de la técnica, en todos los ámbitos, debe aceptarse como un reto saludable y enriquecedor. Buena parte de este ensayo se dedica al tema de la responsabilidad en todos los campos del Derecho, atendiendo a los ámbitos en los que la responsabilidad puede ser exigida y al gran número de personas y entidades que pueden verse implicadas en los accidentes originados por los robots.
