Santi tiene unos fantásticos padrinos que lo invitan a un safari por África como premio por sus buenísimas notas. Carmela, su hermana, es demasiado pequeña para acompañarlo y le pide que le traiga una muñeca. Este encargo hará que Santi conozca realidades diferentes a la suya, que aprenda a ser sensible a las necesidades ajenas y que, a pesar de tener solo diez años, sea capaz de tomar decisiones valientes con una seguridad propia de chicos mayores.