Los diez cuentos que componen T+¡tulos robados son, sin duda, cuentos tristes, como afi rma Monterroso que suelen ser los buenos cuentos. En ellos, diez narradores en primera persona nos muestran su extra+¦eza ante el mundo, su profundo desconocimiento de la naturaleza humana, su desesperanza o su resignaci+¦n. Roban para sus historias los t+¡tulos de otros libros o de otros cuentos y nos muestran un momento de sus vidas en el que sus deseos de cambio sucumben a la sensaci+¦n de fracaso. El fi n, muchas veces prematuro, de una lucha, la asunci+¦n de su inutilidad.
Los diez cuentos que componen Títulos robados son, sin duda, cuentos tristes, como afi rma Monterroso que suelen ser los buenos cuentos. En ellos, diez narradores en primera persona nos muestran su extrañeza ante el mundo, su profundo desconocimiento de la naturaleza humana,
su desesperanza o su resignación. Roban para sus historias los títulos de otros libros o de otros cuentos y nos muestran un momento de sus vidas en el que sus deseos de cambio sucumben a la sensación de fracaso. El fi n, muchas veces prematuro, de una lucha, la asunción de su inutilidad.