Sarah Samuel nos anima en este libro a salir de nuestra zona de confort para experimentar emociones que nos permitan sentir nuestros límites, y, en consecuencia, sentirnos completamente vivos; para observar qué es lo que nos lleva hacia determinados lugares y gentes; y para detenernos a pensar que al viajar podemos aprender sobre nosotros mismos más allá de nuestra propia cultura y nuestro yo condicionado.