Hay en todos nosotros un interés general por el mundo antiguo, que nos impulsa a ir a curiosear dentro de las casas, las termas, las escuelas. Pero no basta seguir al ciudadano de Roma en la repetición de sus costumbres individuales, hace falta una visión panorámica de la vida cotidiana, conocer la ciudad misma, calles, habitaciones, monumentos y gente en movimiento; y dentro de todo ello, oficios, profesiones, caracteres y juego de intereses.