El propósito de este instrumento es por una parte, valorar el nivel de autodeterminación global de los alumnos con discapacidad, así como de las características esenciales de la conducta autodeterminada, y por otra, servir de herramienta para guiar la actividad de los educadores e investigadores. La evaluación tiene múltiples aplicaciones en educación: aportar datos para el diagnóstico y las decisiones relativas a las modalidades de escolarización, evaluar los puntos fuertes y débiles de los alumnos, planificar las estrategias de intervención y evaluar la efectividad de la intervención. Pero la evaluación también puede usarse de manera inapropiada, como por ejemplo: para excluir a las personas de determinados servicios o para mantener propuestas de intervención anticuadas o muy intrusivas. La escala ARC se ha planteado como una herramienta que valora las capacidades de los alumnos y las oportunidades para que lleguen a ser más autodeterminados. Constituye un vehículo a través del cual, y con los apoyos y medios adecuados, los alumnos pueden: Evaluar sus propias creencias acerca de sí mismos y su autodeterminación. Trabajar cooperativamente con sus educadores para identificar sus puntos fuertes y débiles. Autoevaluar su progreso en autodeterminación a lo largo del tiempo. Asimismo, esta escala beneficia a los alumnos al facilitar a los investigadores una herramienta con la que valorar qué ambientes, estrategias de instrucción y materiales curriculares posibilitan o impiden su autodeterminación. Las voces de los alumnos con discapacidad son con frecuencia las menos oídas o solicitadas en la toma de decisiones, la planificación educativa o en la puesta en marcha de un programa. En este sentido, la aplicación de esta escala puede ser una ?voz? para los alumnos con discapacidad en esta importante área.