Los cinco trabajos aquí reunidos son jalones ineludibles en el debate sobre el arte y la arquitectura del siglo XVIII: la autonomía del hecho artístico y del pensamiento estético; la relevancia de las categorías estéticas de ese siglo y sobre todo del Neoclasicismo; el valor de la figura; el papel desacralizador de la cultura de la Ilustración por lo que se refiere a la arquitectura; y un recorrido por las últimas secuencias del Clasicismo arquitectónico hasta los problemas urbanos que plantea el siglo XIX ya desde sus inicios.