Con agudeza e infinita paciencia, Sergio Waisman rastrea la marca de la traducción en Borges. Más que mera práctica el autor analiza varias de las deleitosamente arbitrarias versiones hechas por el propio Borges la traducción, propone Waisman, es un concepto crítico fecundo, que significa para Borges una manera de leer y pensar la literatura: la única posible. La supuesta limitación de esta propuesta la lectura (o la traducción) como borrador, como desvío, o como complemento de un original para siempre postergado es ilusoria.
Como bien señala Waisman, tal vez el mérito principal de este libro inteligente, la múltiple y para siempre cambiante traducción es para Borges testimonio de la infinita riqueza de la literatura.