Instalado en París desde 1960, Calveyra ha ido desarrollando primero de manera casi secreta y, desde hace unos pocos años, con una visibilidad tan merecida como necesaria una obra poética de sostenida originalidad y belleza radical que lo convierte en uno de los tesoros, todavía apenas entrevisto, de la literatura argentina...
Drama, narración, siempre poesía, la escritura de Calveyra se ensimisma en el ritmo e inventa una lengua utópica (una sintaxis, una gramática)... Todo lo que nombra parece nombrado por primera vez.
Pablo Gianera, La Nación
Un entrerriano trasplantado en París, está escribiendo parte de la poesía argentina más poderosa, pausada y extensa.
Elvio Gandolfo, Revista Noticias
Calveyra, como un pequeño demiurgo, desdibuja las fronteras del lenguaje, determinado por un uso peculiar y por una musicalidad dialéctica, porque de este modo libera las fronteras del tiempo y del espacio.
'María Malusardi', Revista Debate
Calveyra es autor de textos extraños y de una profunda belleza, que revelan un registro entre poético y prosístico difícilmente clasificable.
Gustavo Pablos, 'La Voz del Interior' (Córdoba)