Toparse con Onasis al principio de la carrera profesional de uno es sin duda un golpe de fortuna, de mayor trascendencia aún si, como en este caso, aquel gran hombre de empresa de prestigio internacional decide asumir la tarea de formarte e introducirte en ese mundo mágico de la financiación internacional. Al leer El Abogado, se descubre que Onasis estaba continuamente enseñando a los demás, no sólo sobre temas financieros sino también sobre cuestiones de la vida cotidiana. Aristóteles Onasis, hijo de Sócrates, vivió muchos años en Argentina, y hablaba español tanto como griego, utilizando una y otra lengua indistintamente. El autor considera que la traducción al español de El Abogado constituye una gran aportación a la memoria de Onasis ya que hará posible que los hispanófonos conozcan de cerca la personalidad carismática de aquel gran hombre