Edgardo Cantón, operando como un cabalista, busca en cada palabra su sentido profundo. De esta forma, nos lleva por un laberinto de revelaciones que le hacen presentir los pasos, entre nosotros, de un reencarnado Arcángel Miguel, para anunciar que se inicia un nuevo movimiento en la sinfonía de los tiempos. Podría parecer la obra de un místico, pero hay un componente empírico en el texto: es autobiográfico.
