Paco Roca investiga en El invierno del dibujante la salida de los autores estrella de la editorial Bruguera para fundar, en tiempos oscuros, una revista que les hiciera más libres.
La vida en Bruguera con la dictadura de Franco como telón de fondo y la salida de sus dibujantes estrella para fundar Tío Vivo, una nueva revista que les permitiera conseguir mayores recursos, mantener el control creativo de sus personajes, etc. lograr una mayor libertad, en definitiva, como metáfora del régimen franquista, es el marco y la esencia de El invierno del dibujante, la nueva obra de Paco Roca, Premio Nacional del Cómic 2008 con Arrugas.
Y es que en la España de 1957 ser historietista era un oficio. No eran artistas, eran obreros de la viñeta. Cobraban a tanto por página (o por viñeta), trabajaban a destajo, siguiendo unos patrones establecidos e inamovibles. Renunciaban a sus originales y a sus derechos de autor a cambio del dinero cobrado. Pero en ese 1957 ocurrió algo que quebró la monotonía y sembró la esperanza. Cinco extraordinarios historietistas, famosos por sus personajes, osaron rebelarse.
En cierta forma, confiesa el propio Paco Roca, ésta es la obra que siempre quiso hacer: los tebeos de la Editorial Bruguera fueron los que me hicieron empezar a amar los cómics y como muchos de mi generación, de las anteriores y de las posteriores, crecí con todos sus personajes; Capitán Trueno, Mortadelo, Zipi y Zape, Anacleto... Desde pequeño me preguntaba qué había detrás de ellos, cómo eran sus creadores, cómo trabajaban y cómo era aquella editorial.
El invierno del dibujante ha servido de alguna manera para cumplir el sueño infantil del dibujante valenciano, especialmente en la parte del intenso trabajo de documentación que ha tenido que desarrollar: Unir los trozos de la historia a partir de los recuerdos de dibujantes y demás personas relacionadas con la editorial para intentar ser lo más fiel posible a los hechos ha sido la parte más complicada de este álbum, pero también la más apasionante, subraya Roca.