Madrid, 2012, Curro, un joven español parado, arruinado y desesperado, víctima de la crisis económica, intenta vender en el Rastro su última y más valiosa posesión: un antiguo reloj de oro herencia familiar. En su deambular, entra en una tienda que parece surgida de otro tiempo y lugar, donde le atiende un anciano chamarilero.
Tras conversar un poco, el chamarilero acepta a comprarle el reloj, con una condición: que escuche una historia que el viejo tiene que contar.
El anciano le cuenta la historia de Marco, un joven que vivió la etapa de la posguerra española, y que, con una edad similar a la de Curro, se encontraba en las mismas circunstancias que este.