Él lo sabía, O Rapaciño: cumplidos los noventa años, le quedaba poco por hacer. Pero tenía sus recuerdos: algunos lo alegraban, algunos lo entristecían, pero todos se sucedían, cadenciosos, como la armonía. Esta es la historia de su singular vida.
Artículos relacionados
Vista previa: GALLEGO A LA ORILLA DEL MAR. A LA ORILLA DEL MAR
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Puede obtener más información aquí o cambiar la configuración.