Las perversiones -la homosexualidad, el fetichismo...- ocupan un lugar clave en el descubrimiento freudiano del carácter específico de la sexualidad humana: campo intrínsicamente indisocialbe de las vías perversas del deseo. Pero no abundan las contribuciones psicoanalíticas sobre la perversión. Las certidumbres de la satisfacción de por sí no invitan a enfrentarse a la cuestión de la verdad y a proseguir su indagación suficientemente. Serge André expone una serie de casos que por sí solos ya hacen de este libro un trabajo excepcional. Con ellos demuestra el poder de la formalización lacaniana, capaz de aportar una claridad fulgurante a problemas clínicos muy concretos. Además, siguiendo la inspiración del escrito de Lacan sobre Sade, Serge André saca un partido admirable del trabajo de ciertos escritores -Mishima y Genet entre los más conocidos- que fueron capaces de hacer pasar al rigor de la escritura algo de la lógica de su fantasma. Este libro reactualiza la cuestión fundamental planteada por las perversiones, a la que sólo el psicoanálisis parece prestar oídos: la del anudamiento entre el deseo y la ley, tema fundamental de la ética, del que hoy en día parece imponerse una lectura política llena de eufemismos y compromis
Las perversiones -la homosexualidad, el fetichismo...- ocupan un lugar clave en el descubrimiento freudiano del carácter específico de la sexualidad humana: campo intrínsicamente indisocialbe de las vías perversas del deseo. Pero no abundan las contribuciones psicoanalíticas sobre la perversión. Las certidumbres de la satisfacción de por sí no invitan a enfrentarse a la cuestión de la verdad y a proseguir su indagación suficientemente.
Serge André expone una serie de casos que por sí solos ya hacen de este libro un trabajo excepcional. Con ellos demuestra el poder de la formalización lacaniana, capaz de aportar una claridad fulgurante a problemas clínicos muy concretos.
Además, siguiendo la inspiración del escrito de Lacan sobre Sade, Serge André saca un partido admirable del trabajo de ciertos escritores -Mishima y Genet entre los más conocidos- que fueron capaces de hacer pasar al rigor de la escritura algo de la lógica de su fantasma.
Este libro reactualiza la cuestión fundamental planteada por las perversiones, a la que sólo el psicoanálisis parece prestar oídos: la del anudamiento entre el deseo y la ley, tema fundamental de la ética, del que hoy en día parece imponerse una lectura política llena de eufemismos y compromisos.
