ツォEn un momento de estas pテ。ginas recojo algunas de las テコltimas palabras que Ludwig Wittgenstein dirigiテウ a su discテュpula predilecta: `Beth, he buscado la verdad`. Ojalテ。 pudiera decir yo lo mismo, aunque sea en un tono mテ。s bajo y con un alcance mテ。s corto. Lo que sobre todo quisiera mostrar en esta primera entrega de mis memorias es mi torpe intento de unir existencialmente la indagaciテウn de las verdades filosテウficas y la bテコsqueda de quien es Camino, Verdad y Vida. Los antiguos cristianos llamaban filosofテュa a la vida cristiana. Yo no confundo la una con la otra, pero estoy convencido como ellos de que el cristianismo es la vera philosophiaツサ.