En plena madurez intelectual y literaria, el escritor sudamericano José Bianco, propone en La pérdida del reino un sutilísimo juego de espejos, de imágenes entrecruzadas, donde el lector se vuelve cómplice del autor en el descubrimiento del mundo literario, de la identidad misma del escritor y de la dolorosa tensión que se establece entre éste y su obra.