Las clases obreras sufrían un empeoramiento de sus condiciones de vida. Frente al desinterés y la negligencia que estos cambios suscitaron en los alcaldes y concejales de los partidos monárquicos durante la Restauración, republicanos y socialistas comprendieron la importancia de la política municipal para acompasarse a esta nueva realidad urbana y solventar sus múltiples deficiencias. La corrupción, el nepotismo, la mala gestión, el abandono de servicios públicos, las brechas sociales entre barrios, el escaso control sobre productos básicos o la inoperancia de las políticas de higiene y sanidad fueron algunos de los acuciantes problemas a los que concejales republicanos y socialistas decidieron hacer frente.