Sed de champán irrumpió en 1999 con una contundencia y una energía inusitadas en el panorama de la narrativa en castellano, tan adicta a lo light y a la supuesta modernidad. Desde entonces, la opera prima de Montero Glez, que hoy El Aleph Editores tiene la suerte de recuperar, se ha ido reeditando y agotando sucesivamente hasta convertirse en un libro de culto. El Charolito, el protagonista de Sed de champán, es una suerte de Pijoaparte que no reniega de su vida, pero que puede reinventarla y convertirla en un cuento. Él es un buscavidas y un rompecorazones, un truhan pero de ley que se ve metido a la fuerza en una pendencia de años con un narcotraficante argentino. En su deambular violento y acelerado entre La Rosilla y los barrios bien de Madrid, está dispuesto a cobrarse caro su pellejo y a demostrarse a sí mismo si conoció o no el amor. Aunque la pregunta dé sed... «Una historia dura y negra, nerviosa, bronca, con sexo, humor y ritmo de música en la estructura. Párrafos que a veces dan envidia porque son de ésos que salen cuando Dios o el diablo sonríen y te ponen la mano en el hombro.Líneas que desaría escribir uno mismo». Arturo Pérez-Reverter