En la pequeña localidad de Banon, en la Alta Provenza, los campesinos viven de la cría de cabras y, sobre todo, del lucrativo comercio de la trufa. ¿Quién le iba a decir al comisario Laviolette; dispuesto a degustar en forma de tortilla poco cuajada el delicioso hongo de la región; que se encontraría con un buen montón de cadáveres y que una cerda llamada Roseline sería su mejor aliada?