OTTO GROSS, discípulo directo de Freud, supo ver el potencial revolucionario del psicoanálisis más allá del uso individualizado y se adelantó al análisis de "El malestar en la cultura" para plantear conclusiones opuestas. Partiendo de la voluntad de poder de Nietzsche, elaboró su teoría de la tensión entre el yo y lo externo, así como la posterior relación de esta tensión con la sexualidad. Describió el conflicto entre el individuo que quiere mantener su esencia e individualidad ya desde pequeño, frente a las imposicines externas: la familia, la sociedad y el Estado. El conflicto en la sexualidad, dice Gross, es el conflicto entre lo propio y una sexualidad que ha sido modificada, que no ha podido desarrollarse libremente. Sin autoridad no hay represión sexual, y sin represión sexual no se reproduce el autoritarismo. Gross explica que los individuos más intensos, más conscientes o reflexivos, son los que más resisten a las influencias del exterior, por lo que su lucha es más dura. Estos, a menudo desde niños, tienen una relación más estrecha con la realidad y no aceptan lo incoherente o lo injusto. Tambi